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Esta es la razón por la cual inmigrantes latinos carecen de hogar de manera crónica en el Condado de Johnson
Con la mayoría de las familias compartiendo un hogar con varias personas para mantener sus hogares, partidarios dicen que el problema incluso puede ser peor

Apr. 26, 2024 1:05 pm, Updated: Apr. 29, 2024 12:34 pm
IOWA CITY – Sentada bajo un certificado de bautismo enmarcado en la pared de su hogar móvil, Maria Davila Herrera recontó la angustiosa travesía de cómo llevó a sus hijos a través del Río Grande en la frontera sur hace dos años.
Después de emigrar a México desde Honduras, su país nativo, ella tomó los consejos de aquellos con quienes estaba viviendo: buscar una mejor vida en los Estados Unidos. “Si no te mueres cruzando el río, comunícate con este hombre cuando cruces la frontera,” dijo su anfitrión.
Con la ayuda de desconocidos, Davila Herrera – con su hija de 10 años agarrada de la cintura y su hijo discapacitado de 18 años sobre la espalda – se embarcó en el agua, una decisión en la que la vida no estaba garantizada para nadie, y mucho menos para tres personas.
“Gracias a Dios, logramos cruzar,” dijo Davila.
Su contacto en los Estados Unidos cumplió con su promesa, y conectó a la familia de Davila con un hogar móvil que podrían compartir en Iowa City. Hoy en día, la familia comparte un hogar móvil de dos cuartos con otras dos familias – un total de 12 personas viviendo en un pequeño hogar.
Juntas, las tres familias pagan mensualmente lo que pueden para alcanzar la renta de $1,400. Davila Herrera, de 46 años, trabaja a medio tiempo en una fábrica de champú, lo cual le da flexibilidad para poder cuidar a su hijo, que ahora tiene 20 años, quien tiene discapacidades físicas y de desarrollo.
La vida no es fácil aquí. Sin embargo, está a años luz de donde estaban.
Desde un sofá en la sala donde cuatro personas duermen cada noche, Davila Herrera describía el gran alivio que sintió cuando dio el primer paso hacia su nueva recámara.
“Me sentía como una mujer diferente. Sonreí por primera vez después de mucho tiempo, “dijo Davila Herrera a través de un intérprete del español al inglés. “Me sentía liberada.”
Y en el tiempo desde que su familia huyó de la violencia entre pandillas, la violencia doméstica y el abuso infantil, ella también ha visto a su hija florecer. Estando en una escuela que le encanta y de carácter sonriente, Darling, quien ahora tiene 12 años, está ayudando indirectamente a su madre a vivir.
Sin importar la cantidad de personas con quienes comparten una dirección postal, su nuevo hogar siempre se sentirá más amplio a comparación con el lugar que dejaron en Honduras, descrito como “una cárcel.”
“El mundo era peligroso por fuera, y mi esposo lo hacía peligroso por dentro”, dijo Davila Herrera.
Viviendo en un espacio diseñado solo para una familia es desafiante, pero los sentimientos de felicidad y liberación son lo que hacen que las tres familias se sientan en casa, a pesar del espacio limitado.
“Este mundo es para ellos,” dijo la madre.
Cuando Tania Diaz, de 28 años, se escapó el año pasado de pandillas amenazando las vidas de su familia en Honduras, ella encontró una habitación para compartir en Iowa City después de un viaje largo. Su esposo, una gran fuente de apoyo para la familia, fue detenido en la frontera y aún permanece en un centro de detención.
En una pequeña habitación compartida con otras siete personas, ella dormía en una cama doble con sus hijos de 11 años, 15 meses y 2 meses. Otras recámaras alojaban a varios hombres y familias que ella no conocía.
Hoy en día, ella vive en la Catholic Worker House, trabajando en un trabajo de salario bajo para poder conseguir un abogado de inmigración.
“No estoy en busca de una casa grande o una mansión. Solo una casa pequeña en donde yo y mi familia podamos estar seguros”, dijo Diaz. “No venimos desde nuestro país para ser una carga.”
Más de la mitad de los inmigrantes latinos carecen de hogar de manera crónica
A pesar de tener un techo, estas familias inmigrantes y muchos otros como ellos en el Condado de Johnson forman parte de un grupo que está experimentando la definición técnica de carecer de un hogar.
Según una nueva encuesta que involucra a investigadores universitarios y oficiales de salud de casi 500 inmigrantes trabajadores en Iowa City y Coralville, más de la mitad de los encuestados latinos comparten hogar con miembros de otras familias y otros individuos, resultando en viviendas que suponen el doble, el triple o el cuádruple de la capacidad del hogar. Tales condiciones de vida abarrotadas afectan a los latinos de forma más desproporcionada en comparación con otros inmigrantes.
“Es probable que el número real de gente que se enfrenta a una falta de hogar en nuestra comunidad sea más de seis veces más grande que lo que sugieren nuestras estimaciones.”
La mayoría del grupo encuestado, con la mitad siendo residentes permanentes, pagan más de $800 al mes por alojamiento y ganan menos de $20 la hora.
El informe de Salud, Techo y Trabajo, publicado en marzo por Johnson County Public Health, el Colegio de Enfermería de la Universidad de Iowa y Escucha Mi Voz, un grupo de apoyo liderado por inmigrantes, documenta una imagen gráfica de las disparidades de salud, alojamiento y trabajo entre los inmigrantes africanos y latinos.
El informe reportó que un 64 por ciento de los encuestados estaban concentrados en solo cinco distritos censales. Cuatro de esas vecindades de bajos ingresos son contiguas en Iowa City; una está en Coralville.
Pero a diferencia de la gente que vive en las calles, que se cuentan por los recuentos anuales Punto en el Tiempo (Point in Time, en inglés), usados para asignar fondos para personas sin hogar, la gente que comparte espacios pequeños con varias familias no se cuenta para los recursos gubernamentales.
“Es probable que el número real de gente que se enfrenta a una falta de hogar en nuestra comunidad sea más de seis veces más grande que lo que sugieren nuestras estimaciones”, dijo Manny Galvez, miembro de la junta directiva de Escucha Mi Voz. “Esta discrepancia significa que la mayoría de los fondos de prevención están siendo dirigidos solo a una parte pequeña del problema.”
Obstáculos para alcanzar alojamiento asequible
Cuando Ninoska Campos, la organizadora de Escucha Mi Voz, dejó su apartamento de $625 al mes hace unos años, ella se mudó a una casa móvil donde la renta era de $360. Ahora, su renta es de $500, un aumento del 39 por ciento. La renta del apartamento que dejó se ha incrementado a $700, un aumento del 12 por ciento.
Muchos inmigrantes se mudan a casas móviles porque “la gente piensa que son asequibles para vivir”, dijo Campos. Para ella y la gente que conoce, la documentación y el precio son los obstáculos más grandes para adquirir alojamiento asequible y de buena calidad.
Un contrato de arrendamiento requiere una cuenta bancaria, un número de Seguro Social y un/a codeudor/a para aquellos quienes no tienen un crédito estabilizado en el sistema americano de crédito. Resolver los estatus migratorios con un abogado puede costar miles de dólares.
“Todo eso es difícil de conseguir. Si no tienes papeles, ¿cómo vas a poder solicitar alojamiento asequible?” dijo Campos a través de un intérprete de español a inglés. “Lo que queda es ir a vivir con otra gente.”
Mientras que muchos viven bajo contratos de arrendamiento que requieren que se listen todos los residentes, muchas familias tienen que ocultar quién vive con ellos. Por ejemplo, en su casa móvil, el contrato agrega $60 por mes por cada persona.
“Pero a la misma vez, no puedes dejar a tus amigos y a tu familia sin un lugar para vivir”, dijo Campos. “Es una situación difícil.”
Las situaciones difíciles de vivir en la comunidad inmigrante pueden continuar por varios años. Para algunos, se terminan cuando consiguen permisos de trabajo. Para otros, nunca tienen un final.
Efectos de salud
Los efectos de las malas condiciones de vivienda van más allá del asunto de la comodidad. Según el reporte escrito por Johnson County Public Health y el Colegio de Enfermería de la Universidad de Iowa, el alojamiento caro, abarrotado y deficiente es un determinante estructural que contribuye a varios problemas de salud.
Un estimado del 25 por ciento de los encuestados latinos tenían por lo menos una condición médica grave, como asma o diabetes.
El Condado de Johnson ya tiene un porcentaje algo más alto de residentes sin seguro -- un 5,18 por ciento, comparado con el promedio del estado, del 4,83 por ciento. Karrey Shannon, enfermera de salud comunitaria en Johnson County Public Health, dijo que, por lo general, eso lleva a peores resultados de salud con menos acceso al cuidado, menos servicios preventivos y tratamiento menos oportuno para las condiciones crónicas.
“El estatus migratorio en individuos y familias se entiende como un determinante social clave de la salud y sirve como un contribuyente crítico ante las desigualdades raciales en la salud,” dijo Shannon. “Cuando los miembros de nuestras comunidades están obligados a priorizar su estatus legal (de inmigración) sobre su salud y bienestar, terminamos con un aumento de inseguridad de comida y alojamiento, tasas crecientes de mortalidad materna e infantil, y resultados peores en las áreas de enfermedades crónicas y de salud mental.”
Soluciones
El reporte recomienda que las autoridades de la ciudad y del condado financien esfuerzos innovativos de cooperación en salud pública, así como nuevos proyectos habitacionales para inmigrantes y refugiados.
"Escucha mi voz" también ha solicitado a la junta de supervisores del condado de Johnson que contribuyan con $1.5 millones de dólares para el financiamiento de la propuesta del proyecto habitacional que ya ha recibido apoyo de la Ley de Rescate Americano (ARPA en inglés).
"Cuando los gobiernos están verdaderamente comprometidos para lograr equidad racial y solucionar la problemática de las personas sin hogar, es también imperativo hacer una reevaluación de las estrategias gubernamentales", afirmó Manny Gálvez, miembro de la junta de "Escucha mi voz".
Los supervisores, que anteriormente habían dado su apoyo a esta medida, votaron unánimemente el 3 de abril para detener este financiamiento. Entre los proyectos que habían recibido apoyo de ARPA y apoyo de los supervisores, está un programa de $3.5 millones para asistencia directa, que distribuyó pagos de $1400 a más de 2,200 residentes del condado que no llenaban los requisitos federales para recibir otros estímulos económicos.
El supervisor Jon Green indicó que la decisión final se basó en la incapacidad del condado para complir con los requisitos establecidos lor la ley ARPA. Estas circunstancias incluían el uso de fondos para proyectos nuevos en otras áreas, indicó el funcionario.
"Si utilizamos fondos de ARPA para proyectos habitacionales de bajo precio, quedaremos obligados, y al mismo tiempo obligaremos a los futuros supervisores a un requerimiento de 20 años que va más allá de otras reglas que controlan esta legislación", dijo Green a The Gazette. "Si fuéramos un condado más grnde ya tendríamos estos sistemas y personal trabajando, pero justo ahora, no lo somos.
Los fondos asignados originalmente para residencias serán enviados de vuelta a la categoría de "sin asignación". Los supervisores identificaron tres areas en las que pueden usar este dinero: una renovación de los sistemas de recursos humanos del condado, el proyecto de una cocina comercial en la Historic Poor Farm, y el reacondicionamiento del edificio de administración del condado.
Sin embargo, el condado ha recibido $1.75 millones en interés derivado de fondos de ARPA depositados en el banco y en espera de ser usados. Green señaló que este dinero podría usarse para proyectos de vivienda económica que estén exentos de las restricciones de ARPA.
"Es mi intención, y creo que también la de otros supervisores, usar el ingreso que recibimos como interés para un proyecto de alcance similar que no obligue a los supervisores al cumplimiento de una carga onerosa que no podemos sostener", añadió.
En una declaración pública, Escucha mi voz señaló que otras fuentes de financiamiento no son una alternativa viable a menos que garanticen que el proyecto será de bajo costo para los inquilinos, a un 120 % o debajo del ingreso medio ajustado durante los siguientes 20 años.
Si estas garantías, el condado puede reclamar el mérito de tener viviendas a bajo costo al mismo tiempo que cobra por ellas la tasa de mercado, igual que cualquier otro arrendador o propietario.
Traducido por Carlos Loera and Francisco Solares-Larrave.
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